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Mostrando entradas de agosto, 2012

¡Ciérrale, ciérrale!

La semana pasada comentamos el artículo que el profesor Paul Piff y sus colaboradores publicaron en los PNAS sobre cómo el estrato social parece estar correlacionado con cierta laxitud ética, por llamarle de alguna manera, y la propensión a hacer chapuza. En los comentarios a esa entrega, como en otras ocasiones, me regañaron por hacer crónica de investigaciones hechas en Estados Unidos. Es cierto que a partir de un caso particular no es correcto hacer una generalización automática de los resultados. De serlo, tendríamos que considerar a los automovilistas de San Francisco como un ejemplo representativo de la humanidad. Sin embargo , no lo son. Esa ciudad y las ciudades cercanas en el norte de California se han caracterizado a lo largo de los años por ser muy liberales y, según grupos más conservadores en Estados Unidos, hasta de tener una persuasión comunista. Además, en la llamada Área de la Bahía, que en realidad es un estero, reside una cantidad muy elevada de personas extremad

La ciencia del "aiga sido como aiga sido"

¿Hay manera de predecir si una persona va a hacer trampa para obtener beneficio personal? Según un artículo  publicado este año en el portal electrónico de los Proceedings of the National  Academy of Sciences ( PNAS ) de Estados Unidos, una de las revistas científicas más importantes, el nivel socioeconómico podría ser un buen indicador de qué tan propensa puede ser la gente a hacer chapuza. Este trabajo de Paul Piff y colaboradores de la Universidad de California, Berkeley, y la Universidad de Toronto es el reporte de siete estudios en los que los investigadores concluyen, bajo ciertas circunstancias, que entre más alto sea el estrato socioeconómico al que pertenece una persona, es más probable que tenga conductas más cuestionables. En uno de los estudios registraron las conductas de los automovilistas que se aproximaban a un crucero. Después de anotar la marca y modelo tomaban nota si respetaban el derecho de paso de otros vehículos que se aproxima

¡Ni maiz!

La que ya parece ser la vocería especializada para asuntos de seguridad nacional y otros temas sensibles para nuestro país, es decir, el gobierno de Estados Unidos, anunció en días pasados que México compró una cantidad sin precedente de maíz —recordemos, entre otras, las filtraciones sobre el operativo Rápido y Furioso y los escándalos por corrupción de Walmart y HSBC. Se trata de millón y medio de toneladas de maíz, que con rendimientos típicos de 2 a 3 toneladas por hectárea bajo cultivo de temporal, que es el predominante en nuestro país, ocuparían una superficie similar a la del estado de Colima. Días después del anuncio, que fue hecho por el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), el Secretario de Economía de nuestro país hizo algunas aclaraciones . Explicó que aunque la compañía que hizo la compra se mantiene en el anonimato, las magnitudes son más o menos normales, sólo que las compras suelen hacerse en dos o más lotes en vez de todo de u

¿Científicos en la política?

"Ahora el objetivo debe ser incorporar la sostenibilidad en el ADN de nuestra sociedad global e interconectada. El tiempo es el recurso natural más escaso" - Elinor Ostrom No, no me refiero al señor Quadri—y en algún momento escribiré sobre cuan ofensivo es que le digan "académico" a ese señor. Más bien quiero compartirles esta crónica sobra la conferencia que dictó el domingo pasado la reconocida ecóloga marina Jane Lubchenco durante la inauguración del 97ºCongreso  de la Sociedad Ecológica de Estados Unidos, acá en Portland, Oregon. En 2009 la profesora fue designada por el presidente Obama para encabezar la NOAA , la dependencia encargada del océano y la atmósfera, una suerte de combinación entre servicio meteorológico e instituto de la pesca, y la conferencia sirvió para reflexionar sobre algunos aspectos de su gestión. En su plática, la doctora Lubchenco, quien inició su carrera académica en la Universidad Harvard

Sobre la expulsión de Coca-Cola de Bolivia

Entre confusiones olímpicas, acusaciones mutuas de los partidos políticos por lavado de dinero durante la campaña presidencial, el trágico estreno de Batman y las vacaciones de verano, pocas personas se dieron cuenta de la noticia de que Coca-Cola será expulsada de Bolivia. Lo primero que se me vino a la mente fue el contraste con nuestro país, donde prácticamente se le ha cedido el control del agua a las compañías refresqueras—por ejemplo, invito a los lectores a pedir agua en cualquier restorán donde, seguramente, les ofrecerán una botella de plástico. Pero eso sí, la destaparán en la mesa para certificar su autenticidad. Otro elemento de contraste es cómo se le permite a la refresquera emitir publicidad engañosa en México. Los lectores que también sean cinéfilos recordarán cómo el año pasado, más o menos en la época en la que nos empezaron a someter a los anuncios del "partido" "verde", también salía Ana Claudia Talancón tratando de convencernos de la