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Mostrando entradas de marzo, 2008

Tres cuadritos

Dice el escritor japonés de libros infantiles, Taro Gomi, Todos hacemos caca (Kane/Miller Book Publishers, EEUU, 1997). Esto viene a cuento porque, como lo comentamos la semana pasada, está transcurriendo el Año Internacional del Saneamiento . Y saneamiento se refiere al manejo de residuos de la actividad humana, específicamente, a los del proceso digestivo. Al pensar en las acciones que realizadas por la ONU, la OMS, UNISEF y similares (pero no las farmacias), para mejorar las condiciones higiénicas en el mundo, saltan a la mente imágenes dramáticas de África, como las de esos infomerciales donde Ricardo Montalbán invitaba al desvelado público televidente a patrocinar a uno o varios niños. A mi, además, me vienen a la mente los relatos de mi amiga Deb, quien realizaba su investigación doctoral en Camerún . Deb cuenta que para bañarse había un cuartito de madera separado de la casa, con un boquete en el piso por donde drenaba el agua. Lo peculiar de esas instalaciones sanitarias era

¡Aguas!

En 1993 la Asamblea General de las Naciones Unidas estableció al 22 de marzo como el Día Mundial del Agua. Además, como el 2008 fue designado Año Internacional del Saneamiento (es decir, para ejecutar acciones que mejoren las condiciones de salubridad de la población mundial), los actos protocolarios tuvieron que ver con el saneamiento del agua. Si fuera el Año Internacional del Ahorro de Recursos Naturales me sería más fácil promover la agenda de la ecofisiología vegetal como la mejor herramienta para salvar al mundo. Y es que la agricultura es el mayor consumidor de agua. Esto se debe a que los diferentes procesos involucrados (la extracción, el transporte, el riego y su uso por las plantas que eventualmente nos comemos) son muy ineficientes y siempre se desperdicia mucha más agua que la que en realidad se aprovecha. Pero esto da para mucho texto y será tema de otras entregas de Ecolibrios. Los temas del agua y del saneamiento saneamiento juntos traen a la mente ese canal de perros

¿El huevo o la paloma?

Según los calendarios litúrgicos de casi todas las religiones cristianas, esta semana será de penitencia y reflexión. Para quienes no tenemos cable, esto es especialmente cierto porque nuevamente estaremos sometidos a esas historias melosas con acento ibérico mal imitado y con fondo sonoro lleno de estática como de disco de acetato medio rayado. Y como si no fuera castigo suficiente el que nos quiten la entrega semanal de El Santo y Blue Demon (podrían pasar esa en la que combaten al malvado Conejo de Pascua), además de Marcelino, Pan y Vino y Ben-Hur , seguramente las televisoras transmitirán la película de Mel Gibson que hace que página de nota roja parezca las caricaturas dominicales. [A ver, por qué no mejor pasan The Last Temptation of Christ de Scorsese, Life of Brian de Monty Python, o ya de perdida, Dogma de Kevin Smith.] De todas formas, como la tele se ve re-mal en mi casa, creo que más bien me voy a poner a leer. Los libros del neurólogo Andrew Newberg suenan especialme

De panzas prietas y lenguas francas

Este año es el 230° aniversario del fallecimiento de Carl von Linné, el padre de la taxonomía, mejor conocido en la literatura académica como Carolus Linæus o, simplemente, Linneo. Su obra Sistema Naturae , publicada en 1735, es la base de la clasificación de los seres vivos, aún en nuestros días. Pero, ¿qué hay detrás de un nombre científico? El latín era la lingua franca de la ciencia en los tiempos de Linneo (recientemente descubrí usos vestigiales del idioma en algunas iglesias guanajuatenses), por lo que la usó para describir a las especies. Es más, aún en la actualidad, cuando los botánicos encuentran una nueva especie, el artículo en el que la presentan en (su) sociedad (científica) debe llevar una descripción del bicho escrita en latín. El nombre científico de una especie tiene dos componentes. El primero es el género, al cual pertenecen varias especies muy relacionadas. Éste tiende a ser un sustantivo y su inicial se escribe con mayúscula. El segundo componente es el llamado

Ciencia de pelos

Hoy escribo esperando turno en la peluquería. La alternativa de regresarme al tráfico moreliano de jueves a las 6 de la tarde no era deseable y mejor me quedé viendo cómo le terminan de envolver con papelitos metálicos la masa capilar a una señora que está a medio proceso de hacerse rayitos o algo por el estilo. La escena me recordó a esos cascos de papel aluminio que usan los nerds de Estados Unidos para que los marcianos o el gobierno de su país no puedan leerles la mente y lavarles el cerebro. En este sentido, un grupo de estudiantes del MIT ya demostró que el papel aluminio más bien aumenta la vulnerabilidad al espionaje telepático. El color (natural) del pelo y de la piel se debe a células especializadas llamadas melanocitos. Estas células, como su nombre lo indica, producen el pigmento llamado melanina. De hecho, la melanina existe en diversos grupos de seres vivos, incluyendo a algunos microbios. En términos del color del pelo, los colores negro, café y amarillo están dados por