Entre el eclipse del miércoles en la noche y el cambio de fase (se puso llena) del jueves, la luna estuvo bien ocupada esta semana.
Además de proporcionar espectáculos astronómicos, la luna influye de distintas formas en la tierra. Por ejemplo, las mareas resultan de la acción conjunta de los campos gravitatorios de la luna y el sol. Si bien estos movimientos oscilatorios de los cuerpos de agua se repiten cada día o hasta dos veces en un día, la diferencia del nivel del mar entre la marea más baja y la más alta depende de las fases de la luna. Baste recordar que el propio Presidente Calderón atribuyó la inundación de Villahermosa a la luna llena.
Otros animales, como el pez endémico del sur de California, Leuresthes tenuis, también aprovechan la influencia de la luna en la amplitud de las mareas. Durante su periodo reproductivo, estos peces nadan hacia la playa para desovar en la noche. Unos diez días después, cuando la marea vuelve a alcanzar los niveles máximos, eclosionan los huevos y los alevines pueden nadar de regreso al mar.
Pero una cosa son las mareas y otra cosa es la influencia directa de la luna en, por ejemplo, la fisiología o el comportamiento de los organismos. Creo que quienes han estudiado mejor dicha influencia son los biólogos marinos. Por ejemplo, saben bien que el desove y la liberación de larvas en diferentes especies de corales están sincronizados con la luna llena. Específicamente, para el coral verde del Mar Rojo, Stylofora pistillata, un grupo de investigadores de la Universidad Bar-Ilan de Israel, encontró que la liberación de plánulas (así le dicen a las larvas móviles de los corales, que pueden dispersarse para colonizar nuevos sitios) es máxima en el sexto día después de la entrada de la luna llena.
Así pues, parece que el aumento de la actividad biológica de algunos organismos durante la luna llena se debe a la luz que el satélite refleja hacia la tierra. Además de los corales ya mencionados, podríamos poner el ejemplo de los monos nocturnos del género Aotus, cuya actividad dura toda la noche durante la luna llena y el cuarto menguante, mientras que se restringe al anochecer y al alba en los periodos de luna nueva y cuarto creciente. Los primatólogos también han observado un aumento de actividades nocturnas de orangutanes y chimpancés durante la luna llena.
Pero si el ciclo de la luna afecta a diversos animales, incluyendo a nuestros parientes más cercanos, ¿tiene algún efecto en el comportamiento de los seres humanos? En un artículo publicado en la revista Salud Mental del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente (INPRF), un grupo de investigadores, encabezados por el Dr. Jairo Muñoz, revisaron la literatura académica sobre los efectos del ciclo lunar en el comportamiento de la gente. Estos investigadores concluyeron que la evidencia científica disponible es controversial (esto, en dialecto científico, significa que algunos estudios dicen que hay efecto, otros que no, pero la mayoría que quién sabe), como lo ilustra un estudio de pacientes psiquiátricos en el que al aplicar cierto análisis estadístico se encontró que el comportamiento anormal se presentaba durante la luna llena y el cuarto menguante; pero al utilizar un análisis distinto al mismo conjunto de datos, resultaba que el comportamiento anormal era más frecuente en la luna nueva y el cuarto creciente.
Algunos datos interesantes, que deben tomarse con cautela, que fueron reseñados en el mencionado artículo de Salud Mental son, que la cantidad de comida que ingiere la gente parece estar sincronizada con el ciclo lunar y que el consumo de alcohol disminuye durante la luna llena. También que los episodios de insomnio en personas de edad avanzada tienden a ser más frecuentes durante la luna nueva.
A pesar de que no hay evidencias contundentes sobre los efectos de la luna en la fisiología o el comportamiento de los humanos, no debemos soslayar su importancia cultural. En este sentido, la luna ha inspirado las creaciones de numerosos artistas a lo largo de la historia y diversas culturas basaban su calendario en los ciclos de la luna. Contrastando con las ciudades donde el alumbrado público domina el ambiente luminoso nocturno, en poblaciones rurales quizás sea más importante la influencia de la luna. A final de cuentas, solo durante los periodos cercanos a la luna llena hay iluminación nocturna.
Aquí concluyo invitando a los lectores a visitar el blog de esta lunática columna, en www.ecolibrios.com, y a compartir sus impresiones sobre el eclipse y sus relatos sobre cómo les afecta la luna llena.
Además de proporcionar espectáculos astronómicos, la luna influye de distintas formas en la tierra. Por ejemplo, las mareas resultan de la acción conjunta de los campos gravitatorios de la luna y el sol. Si bien estos movimientos oscilatorios de los cuerpos de agua se repiten cada día o hasta dos veces en un día, la diferencia del nivel del mar entre la marea más baja y la más alta depende de las fases de la luna. Baste recordar que el propio Presidente Calderón atribuyó la inundación de Villahermosa a la luna llena.
Otros animales, como el pez endémico del sur de California, Leuresthes tenuis, también aprovechan la influencia de la luna en la amplitud de las mareas. Durante su periodo reproductivo, estos peces nadan hacia la playa para desovar en la noche. Unos diez días después, cuando la marea vuelve a alcanzar los niveles máximos, eclosionan los huevos y los alevines pueden nadar de regreso al mar.
Pero una cosa son las mareas y otra cosa es la influencia directa de la luna en, por ejemplo, la fisiología o el comportamiento de los organismos. Creo que quienes han estudiado mejor dicha influencia son los biólogos marinos. Por ejemplo, saben bien que el desove y la liberación de larvas en diferentes especies de corales están sincronizados con la luna llena. Específicamente, para el coral verde del Mar Rojo, Stylofora pistillata, un grupo de investigadores de la Universidad Bar-Ilan de Israel, encontró que la liberación de plánulas (así le dicen a las larvas móviles de los corales, que pueden dispersarse para colonizar nuevos sitios) es máxima en el sexto día después de la entrada de la luna llena.
Así pues, parece que el aumento de la actividad biológica de algunos organismos durante la luna llena se debe a la luz que el satélite refleja hacia la tierra. Además de los corales ya mencionados, podríamos poner el ejemplo de los monos nocturnos del género Aotus, cuya actividad dura toda la noche durante la luna llena y el cuarto menguante, mientras que se restringe al anochecer y al alba en los periodos de luna nueva y cuarto creciente. Los primatólogos también han observado un aumento de actividades nocturnas de orangutanes y chimpancés durante la luna llena.
Pero si el ciclo de la luna afecta a diversos animales, incluyendo a nuestros parientes más cercanos, ¿tiene algún efecto en el comportamiento de los seres humanos? En un artículo publicado en la revista Salud Mental del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente (INPRF), un grupo de investigadores, encabezados por el Dr. Jairo Muñoz, revisaron la literatura académica sobre los efectos del ciclo lunar en el comportamiento de la gente. Estos investigadores concluyeron que la evidencia científica disponible es controversial (esto, en dialecto científico, significa que algunos estudios dicen que hay efecto, otros que no, pero la mayoría que quién sabe), como lo ilustra un estudio de pacientes psiquiátricos en el que al aplicar cierto análisis estadístico se encontró que el comportamiento anormal se presentaba durante la luna llena y el cuarto menguante; pero al utilizar un análisis distinto al mismo conjunto de datos, resultaba que el comportamiento anormal era más frecuente en la luna nueva y el cuarto creciente.
Algunos datos interesantes, que deben tomarse con cautela, que fueron reseñados en el mencionado artículo de Salud Mental son, que la cantidad de comida que ingiere la gente parece estar sincronizada con el ciclo lunar y que el consumo de alcohol disminuye durante la luna llena. También que los episodios de insomnio en personas de edad avanzada tienden a ser más frecuentes durante la luna nueva.
A pesar de que no hay evidencias contundentes sobre los efectos de la luna en la fisiología o el comportamiento de los humanos, no debemos soslayar su importancia cultural. En este sentido, la luna ha inspirado las creaciones de numerosos artistas a lo largo de la historia y diversas culturas basaban su calendario en los ciclos de la luna. Contrastando con las ciudades donde el alumbrado público domina el ambiente luminoso nocturno, en poblaciones rurales quizás sea más importante la influencia de la luna. A final de cuentas, solo durante los periodos cercanos a la luna llena hay iluminación nocturna.
Aquí concluyo invitando a los lectores a visitar el blog de esta lunática columna, en www.ecolibrios.com, y a compartir sus impresiones sobre el eclipse y sus relatos sobre cómo les afecta la luna llena.