Ir al contenido principal

...así manejo!
(a propósito del 10 de mayo)

Para quienes crecimos en otros lados y eventualmente nos mudamos a Morelia, así como para los turistas ocasionales, una de las particularidades más desconcertantes de esta ciudad es el peligroso comportamiento de sus automovilistas. Al consultar con varios amigos morelianos sobre el tema, la respuesta es de consenso en el sentido de que “no somos nosotros, sino todos esos chilangos que ahora circulan en nuestras calles”. Siendo originario de una tercera ciudad puedo asegurar con toda certeza y objetividad que la situación vial de nuestra ciudad no es el resultado de los inmigrantes de la capital del país. Por alguna razón, aquí, como en ningún otro lugar, se maneja con harta agresión e imprudencia y con un alarmante desdén por la ley y el reglamento de tránsito. Aunque cuando ves patrullas con los focos fundidos o carros que ostentan charolas gubernamentales pero que siguen con sus placas viejas, las expectativas de que los civiles se comporten de acuerdo a la norma disminuyen drásticamente.

Por ejemplo, aquí es muy peligroso iniciar la marcha cuando se pone el siga, porque los automóviles de la vialidad perpendicular se siguen pasando. También, es más peligroso frenar cuando se pone el alto, porque los conductores que vienen detrás de uno tienden a acelerar con el rojo. Todos conocemos a varias personas que han sido golpeadas por atrás como resultado de atender a las señales viales. A veces parece que los collarines ortopédicos son el accesorio moreliano de moda, como antes eran esas pulseritas de los chinos de la suerte o ahora lo son esos brazaletes bordados de las campañas electorales. Yo sí me he llevado varios sustos y mentadas por arrancar con el siga y frenar con el alto y hasta por dejar pasar peatones, quienes según el reglamento de tránsito, tienen la preferencia. Es esa agresividad de los infractores es lo que más desconcierta. Sobre todo porque, en la práctica, el que respeta la ley y maneja con relativa prudencia es el que está en el error.

Uno de los factores que contribuyen al comportamiento agresivo es la testosterona. Sí, la misma hormona sexual masculina responsable del vello facial, la voz de barítono y algunas formas de alopecia. Un ejemplo que ilustra su papel en la conducta es un estudio de investigadores de la Universidad Cambridge que reveló que los corredores de bolsa más efectivos, es decir, los que generan mejores ganancias para sus clientes, son los que tienen niveles más elevados de testosterona. Con su formación financiera basada en “Wallstreet”, “Boiler Room” y “En busca de la Felicidad”, le queda claro a esta columna que se necesita ser bastante agresivo para trabajar en el mundo bursátil, que se antoja más peliagudo que encontrar estacionamiento en el Mercado Independencia el sábado al medio día.

Más aún, esos investigadores de Cambridge también atribuyeron la toma de algunas decisiones impulsivas e irracionales a dichos niveles elevados de testosterona (entre más machos, más se les calienta la cabeza). Pero regresando al tema de la manejada, en un estudio realizado en la Universidad Washington, donde compararon los sentimientos de furia (a lo que en inglés llaman road rage) y la incidencia de accidentes y violaciones documentadas (aquellas que se resolvieron con mocharse pa los chescos no fueron contadas) entre conductores y conductoras. Resultó que, a pesar de que ambos sexos reportaron enojarse al manejar, los hombres fueron más propensos a incurrir en conductas que resultaron en accidentes o multas que las mujeres. Por su parte, resultó que el comportamiento de las mujeres era más sensible al alcohol que el de los hombres, pues su frecuencia de accidentes y multas se elevó más que el de los hombres cuando consumían más alcohol o tomaban con mayor frecuencia.

Pero, ¿por qué tanta violencia? La respuesta parece estar, por lo menos en parte, en nuestros genes. Al parecer, los genes de la violencia están bien conservados en el reino animal (a pesar de lo que piensan los fanáticos del diseño inteligente, como el niño predicador de You Tube, esto nos incluye a los humanos). Es por ello que investigadores de la Universidad de California, Los Angeles, están estudiando la genética de la agresión en moscas de la fruta y en ratones. A través de un estudio publicado en la revista Nature Genetics demostraron que la agresividad en moscas y ratones aumenta con un aumento de la serotonina, ya fuera a través de drogas o de escoger linajes con expresión elevada de dicho neurotransmisor. Por otro lado, resulta que la expresión (o sobre-expresión) de otra molécula, el neuropéptido Y (o el F en el caso de los invertebrados) resulta en la disminución de las conductas violentas.

Pero más que proponer un programa de eugenesia para tener una sociedad pacífica, con sus gravísimas implicaciones bioéticas, creo que debemos aprovechar el potencial que nos brindan las partes más racionales de nuestro cerebro para controlar nuestros instintos violentos. En todo caso vale más la pena contar hasta diez, cederle el paso a los peatones y, mientras nos llega la educación vial, a los colegas conductores.

Entradas populares de este blog

Los Cuarones de la ciencia

Para Pablo, Mario, Laura, Rodrigo y los que se acumulen esta semana Yo no se a ustedes, pero a mi me dio mucho gusto que Gravity se ganara casi todos los Óscares para los que fue nominada, incluyendo el de mejor director. Efectivamente, Alfonso Cuarón arrasó con los premios cinematográficos más importantes del mundo con una película que bien se pudo haber llamado Hora y media de ñáñaras . Sin embargo, el director ha generado polémica debido a sus declaraciones de que, siendo estrictos, Gravity no puede ser considerada película mexicana. La reacción pública ha sido similar pero de menor magnitud a la desatada por el futbolista Carlos Vela, quien ha declinado de manera recurrente a las invitaciones a participar en los mundiales y otras giras de la selección nacional. El espectro de las reacciones es amplio y en ambos casos abarca desde atribuirles estatus de héroe nacional hasta traidor a la patria. Igualito que en el fútbol o que en el cine, en la ciencia también existen cas

Lucerito cazadora y la doble moral

Si Lucerito viviera en Estados Unidos probablemente sería vocera de la NRA y no del equivalente del Teletón. Probablemente votaría por los candidatos del Tea Party , en vez de hacerlo por… bueno, en realidad, la información disponible en internet no deja claras sus inclinaciones políticas . En todo caso, con su legendaria propensión por la “pirotecnia” escénica y su conocido respaldo del uso de armas de fuego por civiles no debería escandalizarnos ni sorprendernos la expedición cinegética consignada en el trabajo de investigación, profundo y de buen gusto, como siempre, que nos compartió la revista TV Notas –¡háganse a un lado Gatopardo y National Geographic !–. La víctima más reciente de Chispita parece ser un ejemplar de Capra pyrenaica , una especie endémica de cabra de la Península Ibérica de la que existieron cuatro subespecies. Quedan dos. Capra pyrenaica lusitanica se extinguió en 1892 y el último ejemplar de C. pyrenaica pyrenaica murió hace 14 años. De las dos su

Vacunar, por favor

Con el vórtice polar de gira por todo el hemisferio norte, este invierno ha sido particularmente frío. De hecho, si los pronósticos del Servicio Meteorológico Nacional fueron correctos, lectoras y lectores de varias ciudades del norte del país estarán recibiendo esta columna bajo algunos milímetros de nieve. No se si la severidad del invierno tenga influencia en la frecuencia y la severidad de enfermedades, pero lo que sí es cierto, y de todos conocido, es que durante esta estación aumenta la incidencia de enfermedades respiratorias , incluyendo la de la influenza estacional. La autoridad sanitaria de México recomienda vacunar a los grupos más vulnerables, como personas muy jóvenes, a las mayores de 65 años y a personas con enfermedades crónicas cuyos sistemas inmunológicos no estén completamente funcionales. Este año, ya quedó claro, la influenza H1N1 regresó y parece haberse incorporado al catálogo de cepas de la influenza estacional. Lo bueno es que con el susto de la pande