El 25 de diciembre es uno de los dos días más importantes en los diversos calendarios cristianos y, en consecuencia, en el mundo occidental. (Por cierto, a mi siempre me ha llamado mucho la atención que las universidades públicas en México sincronicen sus calendarios escolares con el católico y no se trabaje en días como la Navidad, la Semana Santa y el 12 de diciembre, que celebramos religiosamente (literalmente) en la UNAM. Obviamente, nunca me quejaré de estos días de asueto, simplemente señalo lo peculiar de las fechas).
La importancia actual de la Navidad, sin embargo, más bien parece ser comercial, considerando las presiones de los medios y de los familiares para comprar y repartir bienes de consumo en estas fechas. Pero el 25 de diciembre además es una fecha extremadamente importante para la humanidad porque en 1642, hace 370 años, nació Isaac Newton, quien es considerado el científico más importante en la historia de la humanidad.
Los Principia, la obra que Newton publicó cuando tenía 45 años, y cuyo título completo es Philosophiæ Naturalis Principia Mathematica (o Principios matemáticos de filosofía natural), explican las leyes del movimiento, que dieron origen a la mecánica clásica, y a la ley de la gravitación universal.
Recordando la física de la secundaria, la primera Ley de Newton explica que un cuerpo conservará su estado de reposo o de movimiento a menos que exista una fuerza que lo haga cambiar de estado. Pensando en caminatas espaciales, esto explica cómo, con un pequeño impulso, sería suficiente para que un astronauta inicie un desplazamiento infinito. En cambio, la fuerza de fricción de un nadador olímpico con el agua hace que se detenga a los pocos metros después de su salida; no importa si se trata de Michael Phelps. La segunda ley explica que el movimiento de un objeto será proporcional a la fuerza aplicada; y la tercera, que a toda acción corresponde una reacción igual y contraria.
A Newton también se le atribuye la invención del cálculo diferencial e integral antes de cumplir 26 años. Según explica Neil de Grasse-Tyson, el director del Planetario Hayden de la ciudad de Nueva York, en el video que dio origen al meme conocido como “ay sí, ay sí”, las matemáticas existentes no daban el ancho para que el joven Isaac Newton explicara la forma elíptica de las órbitas de los planetas.
Regresando al tema religioso del 25 de diciembre, Newton fue un hombre profundamente religioso y existen biografías que señalan que vivió una vida de celibato. De cualquier manera, como recordarán quienes hayan leído o visto El Código da Vinci, el poeta Alexander Pope escribió en su epitafio que:
La naturaleza y sus leyes se ocultaban en la oscuridad;
Dios dijo “Exista Newton” y la luz se hizo.
El tema de las posiciones religiosas de los científicos es tan interesante como es polémico. De todos, parece ser –en mi experiencia– que los físicos tienen menos problemas en resolver ese conflicto.
Mientras esperamos el año nuevo con una torta de recalentado, esta columna les desea una ¡muy feliz gravedad!